Ser necesitada no es lo mismo que ser amada

Ser necesitada no es lo mismo a ser amada. Muchas veces buscamos dar porque creemos que de esa forma conseguiremos recibir. Sé que muchos damos sin necesidad de recibir. Pero, hay otros que solo dan con tal de recibir algo a cambio. Y sé que el origen de este pensamiento no es el amor. Pero, al final, como muchos otros temas, todo puede relacionarse al amor.

El origen podría haber sido cualquier cosa. Hacer un favor para que el otro nos lo devuelva con el tiempo. Prestar algo para que a la larga el otro se sienta con la necesidad de regresarlo después. Pero, esto no debe ser el resultado de dar.

Sentir que alguien nos necesita puede llegar a subirnos el autoestima, y bastante. Es como subir una foto a Facebook y recibir muchos likes, o subir un tweet y recibir muchos retweets. Pero, todo esto solo nos hace dependientes de algo o, peor aún, de alguien.

Pensar que ser necesitada por alguien nos hace inferiores es lo peor que podemos hacer. Pero ¿cuánto tiempo nos va a durar esta situación? Una semana, un mes, un año, o incluso hasta que nos cobren el favor. ¿O no es cierto? Y, después de que se nos devuelva el favor, ¿qué vamos a hacer? La inseguridad que nos queda es inevitable. Muchas veces podemos controlarla, pero hay  veces en las que es más difícil salir de esa.

Hablando exclusivamente de amor, pasa lo mismo que con los favores. Las personas no necesitan de alguien en específico. Siempre llega el momento en el que el otro se da cuenta de que puede cambiar de persona fácilmente, pues nadie es indispensable. Hablo de que, cuando el otro se dé cuenta de que hay otras personas que pueden hacerles el mismo favor pero con otros términos, o que puede cambiarnos en cualquier momento y llegar a mejores acuerdos con otros, ¿qué va a pasar?

Lo digo porque me ha pasado, y ese momento es inevitable. Aún más cuando no hay amor de por medio, solo necesidad. Yo sabía que por mucho tiempo el me necesitó. Un día me tuve que ir por un largo periodo de tiempo. Pensé que me seguiría buscando pues yo era la única que podía cumplir sus necesidades. Durante el tiempo que estuve para él, era fácil conseguir cumplir sus cosas con mi ayuda. Nunca me di cuenta de que podría conseguir a alguien más que podría darle aún más de lo que yo le daba. Realmente solo le daba lo que el necesitaba, pues, aunque quería darle más, no podía. Sí, yo estaba enamorada, pero él nunca sintió nada.

Me fui triunfante pues pensé que aun a la distancia seguiría pensando en que me necesitaría. Si, al principio noté su preocupación. Pensé que con el tempo que pasábamos juntos y los favores que le hacía toda esa preocupación no era simplemente porque la única que persona que lo ayudaba se iba, si no que sentiría el vacío de perder a alguien que daba todo por él.

No, eso no pasó. Sabía que nunca había sentido lo que yo sentía. Mi último recurso fue que la distancia lo hiciera ver, darse cuenta, de la falta que le haría, no solo en la necesidad de tenerme, si no en la falta que le haría en su vida. Quería que sintiera ese vacío que se siente al tener lejos a esa persona importante en tu vida que da mucho más de lo que cualquiera hace por ti, que apuesta por ti aun cuando nadie más lo hace. Quería que el sintiera el vacío que yo estaba sintiendo, aunque aún no me hubiera ido todavía.

La cosa no iba por ese camino, el me necesitaba para poder cumplir con sus cosas, mas no me necesitaba en su vida para ser feliz. Él era feliz aún sin mí. Por esto, conseguirme un reemplazo no le fue difícil. La otra ocupó mi lugar, mas no un lugar en su vida.

Cuando me di cuenta me dolió más de lo que me imaginé. Sabía que algún día pasaría, mas esa pequeña luz de esperanza no se apagaba. Quería que me quisiera en cada sentido que se puede querer a una persona. Quería que me quisiera en su vida como se quiere a una persona que se ama, que es importante. Que me viera como yo lo he visto a él desde el día en que lo vi.

Pero, que te necesiten no es lo mismo que ser amada. Ser amada es que el otro vea por ti, tu felicidad, tu persona. Que le importe hasta el más mínimo detalle de ti. Que te admire, y no solo por lo que tú le puedas dar a él, sino por lo que hacer por y para ti, pues con esto los beneficias a ambos. Que te cuide y se preocupe por lo que a ti te importa, lo que te hace crecer. Que no te quite las alas si no que te impulse a volar. Que a pesar de que necesite tu ayuda, no te haga hacer cosas que te pongan en riesgo. Que si tú ves que el necesita tú puedas decidir si ayudar o no. Que no te ponga en riesgo. Que esos favores que uno necesite no pongan en riesgo al otro. Y más que nada, que no juegue con lo que sientes. Pues, muchas veces el otro puede aprovecharse de lo que uno siente.

No estamos ciegos, pero hay veces que nos conviene serlo. A beneficio propio, dejamos a un lado pequeños detalles que para el otro son lo más importante. A él se le hacía fácil pedirme cosas, pues aunque nunca lo admitió, sabía acerca de mis sentimientos. No es su culpa, pues a pesar de todo fui yo la que permitió que todo pasara. Pues, es uno mismo el que se da a respetar, no los demás. Me dejé pisotear por amor tantas veces pensando en que en una de esas él se diera cuenta de que yo podría ser esa que daba todo por él. Lástima que a veces eso no es suficiente y solo dejamos que nuestra vulnerabilidad sobresalga.

Piénsalo, ¿qué es lo que buscas en alguien? Seguridad, confianza, amor, etc. Pero no necesidad. No queremos a alguien atrás diciéndonos que dimos tanto por el que tiene que recompensarnos, ¿o sí? Es ahí donde debemos darnos cuenta de que eso cansa para ambos. Y, peor aún, no es justo para nosotros. Merecemos a alguien que nos ame, que nos brinde esa seguridad de que somos amados, que nos admiren y nos impulsen, no a alguien que tenga una necesidad pero que algún día terminará. Pues la necesidad termine fácilmente, más el amor dura mientras los dos sigan esforzándose por hacerlo durar. 

Comentarios

Entradas populares